Entre las dunas del desierto peruano se encuentra un lugar muy especial: Ica. Aquí pueden ver el oasis más famoso de toda América Latina, llamado Huacachina. Sus aguas de color verde esmeralda y la sombra de las palmeras tropicales atraen a los turistas del mundo entero, y las dunas adyacentes a la laguna garantizan mucha diversión para los amantes del sandboard y los paseos en tubulares. A lo largo del fértil valle del río Ica, que atraviesa la región, se extienden los cultivos, incluidas las vides más famosas del Perú. ¡Bienvenidos a Ica, la tierra donde fluye vino y pisco!
Ica – ciudad y departamento en el suroeste de Perú, ubicados en la costa desértica.
¿Cómo llegar de Lima? – los autobuses a Ica circulan frecuentemente, un boleto de la agencia de transporte Flores cuesta 25 PEN. El viaje dura aproximadamente 6 horas. En Ica, en la Plaza de Armas, se puede comprar una excursión full day (Ica, Cachiche, visita a bodega, paseo en buggy en Huacachina). El precio es de 35 PEN.

LA TIERRA DONDE FLUYE VINO Y PISCO
A pesar de que Ica está ubicada en la zona desértica de la costa del Pacífico, la región es famosa por su agricultura y los extraordinarios cultivos, entre otros, la palta, maíz choclo, mango, espárragos, palmeras datileras, algodón, nueces de pecán y la excelente uva. Esta última se relaciona con la producción de los famosos en todo el Perú, y también fuera del país, vinos y piscos. ¿Cómo es posible que sea aquí, en el desierto, que late el corazón de la industria vitivinícola? Esto se debe al clima cálido y seco que prevalece durante todo el año (la temperatura promedio es de 25°C) y a la presencia del río Ica, que fluye a través del departamento de Ica. Son sus fértiles valles los que han permitido el desarrollo de la agricultura, incluidos los establecimientos de viñedos. Los incas sabían aprovechar el gran potencial de las tierras locales, ya que cultivaban aquí una planta única y sagrada para ellos: la coca. Los colonizadores españoles plantaron las primeras viñas poco después de ocupar las tierras recién conquistadas, cuando comenzaron a establecer nuevas ciudades en Perú (1532). Aquí es donde surgieron los primeros vinos sudamericanos. Al inicio las cosechas eran destinadas para uso personal. No obstante, a mediados del siglo XVI se comenzó a producir alcohol con fines comerciales. La producción de pisco se inició un poco más tarde, a finaless del mismo siglo.

EN EL SENDERO DEL VINO
Unas de las atracciones más importantes de la región son las numerosas bodegas, donde no solo pueden degustar los excelentes vinos locales, el famoso pisco u otras bebidas a base de la uva, sino también conocer las técnicas y el proceso de su producción. En Ica se encuentra la bodega Tacama, el viñedo más antiguo de toda Sudamérica. El Catador es otra bodega que goza de gran popularidad entre los turistas. Aquí pueden probar los mejores piscos o vinos y también cremas y macerados de sabores exóticos como el coco, la maracuya o la chirimoya. Los fabricantes compiten para conquistar no solo los paladares de los clientes. En El Catador pueden comprar alcohol seleccionado, en una botella en forma de escopeta, en el vecino Nietto pueden encontrar envases diseñados con elementos eróticos. Gracias a los guías locales aprenderán cómo se produce el vino y el pisco y verán botijas de barro, cuyo papel era clave en la producción. Dependiendo del tiempo durante el que permanecía el vino dentro de una botija, se obtenía vino seco o semiseco, y si se agregaba un poco de pisco, salía un vino dulce.








EL OASIS DE LA HUACACHINA
El oasis de la Huacachina se ubica a solo 5 km de la ciudad de Ica (un viaje en mototaxi desde Ica cuesta alrededor de 8 PEN y dura aproximadamente 10 minutos). Huacachina se formó como resultado de la presencia de arroyos subterráneos, gracias a los cuales la laguna está rodeada de palmeras tropicales y de eucaliptos. En el pasado, el área de la Huacachina estaba habitada por los Yungas, aquí llegaron también los Incas y los Mochica. Durante mucho tiempo la gente de los asentamientos cercanos utilizó la laguna como un lugar ideal para ... lavar la ropa. En el siglo XIX se confirmó la presencia de sales minerales en las aguas del oasis y la situación de la Huacachina cambió drásticamente. A mediados del siglo XX se convirtió en uno de los centros turísticos más lujosos y de moda en todo el Perú. En sus tiempos de esplendor se construyeron hoteles, hermosas casonas, un malecón junto al agua e incluso se creó una carretera de asfalto que conecta el complejo con la ciudad de Ica. Actualmente Huacachina es uno de los lugares más populares del Perú. Cada vez hay menos agua en la laguna debido a la significativa influencia del hombre: desarrollo urbano, contaminación, explotación excesiva. Los peruanos son conscientes de que se trata de un verdadero tesoro y, esperemos que sepan cuidar del oasis más famoso en el continente americano.

MÁS SOBRE HUACACHINA
- Con la creación de Huacachina se asocian varias leyendas. Según una, el oasis fue creado por una hermosa chica llamada Huacay China. Ella se casó con un joven guerrero inca que murió en alguna batalla. La desesperada viuda derramó tantas lágrimas que, a fin de cuentas, formaron un pequeño lago. Un día un guerrero que caminaba por ese terreno quería poseer a Huacay China, la mujer se sumergió en el agua y se convirtió en una sirena.
- El característico hotel rojo Mossone de los años 20 del siglo XIX, fue uno de los lugares favoritos del ex presidente de Perú, Augusto Bernardino Leguía y Salcedo y de Sérvulo Gutiérrez, poeta y pintor.
- A la inmigrante de Italia, Angela Olivetti de Perotti se le ocurrió la idea de vender agua de Huacachina a los habitantes de la cercana ciudad de Ica. El agua se distribuyó en vasijas de arcilla. Ella también fue la primera en establecerse permanentemente en el oasis.
- Huacachina se ha vuelto muy popular entre los amantes del sandboard, un deporte que combina surf y snowboard. Todos pueden intentar deslizarse en la tabla (incluso tumbados) desde una de las dunas que rodean la Huacachina. A los que buscan adrenalina y emociones fuertes, seguramente les encantará el paseo en buggy, un coche especialmente adaptado a las condiciones del desierto. Lo recomendamos a aquellos que son resistentes al estrés. Para mí una vez en la vida es suficiente





BAILES LOCALES
Hatajo de Negritos - es un baile que surgió entre la sociedad afroperuana, que fue esclavizada en la época colonial. En dicha danza se pueden escuchar las melodías de origen español, tocadas en el violín y también las influencias andinas. Sin embargo, el zapateo es el rasgo más característico del hatajo de Negritos. Los danzantes zapatean en grupo o individualmente ritmos complicados, a veces compitiendo entre sí. La danza se deriva de la adoración al niño Jesús, la antigua tradición navideña. El traje típico que usan los bailarines consta de pantalones y camisas blancas con fajas de colores en el pecho y zapatos negros.

En la región de Ica es popular la danza llamada festejo, que se instaló en el Perú con los esclavos negros traídos aquí en el siglo XVII por los españoles. Lo característico de esta danza es el movimiento de las caderas al ritmo del instrumento acústico llamado cajón.
EL HECHIZADO PUEBLO DE CACHICHE
Solo unos pocos minutos en coche separan a Ica de Cachiche, el famoso pueblo de las brujas. Según las leyendas locales, aquí vivían curanderas, mujeres que se dedicaban a la magia o, que poseían otras habilidades sobrenaturales. Entre ellas destacó una, que actualmente hasta tiene un monumento. Se trata de Julia Hernández Pecho Viuda de Díaz. Cuenta la historia que curó al adolescente tartamudo Fernando León de Vivero, quien después de varios años se convirtió en un hombre exitoso y trabajó, entre otros, en la Cámara de Diputados del Perú. Fue él quien, tras la muerte de su sanadora, que había vivido más de 100 años, decidió honrarla y financió su estatua en un lugar donde solían reunirse las brujas. En el lado derecho del monumento se ve un búho, que simboliza la inteligencia y la magia blanca, en el lado izquierdo una calavera, que simboliza la magia negra.

LA PALMERA DE SIETE CABEZAS
Como es apropiado para un pueblo hechizado, en Cachiche crece un árbol muy extraño, la palmera de siete cabezas. Su tronco, en vez de crecer verticalmente, serpentea sobre los sustratos como una serpiente. Un hecho interesante es que en realidad hay seis, no siete coronas. Lo explica una leyenda iqueña: según la maldición de la bruja local, cuando aparezca la séptima cabeza, Ica se inundará. Dicha maldición se cumplió en el año 1998, y a partir de aquel entonces los habitantes de Cachiche imposibilitan el renacimiento de la séptima corona de la palmera.
